viernes, 30 de septiembre de 2016

¿Cómo se puede ayudar a otros desde la propia necesidad?



Una de las preguntas que trata El invitado imprevisto ha dado título a este artículo.

Realmente es llamativo que a través de una simple enfermedad, además de sobrellevarla, se pueda ayudar a otras personas. Algo así he podido comprobar con el libro.

Con frecuencia, las personas que vienen a verme me comentan sus inquietudes o metas. Entonces les digo que tengo un documento extenso donde anoto todas las intenciones por las que debo rezar. Acto seguido les pido que me digan, por favor, lo que desean añadir a este documento.

Como normalmente no salen de su asombro, les explico que El invitado imprevisto se ha editado en chino y que realmente me parece igual de difícil aprender chino, que aprender a confiar en Dios cuando aparece cualquier problema en nuestras vidas.

Me doy cuenta de que a la gente, creyente o no, le gusta saber que me he acordado de ella cuando paso por un momento difícil de mi enfermedad. Resulta que algo tan simple me es de mucha ayuda cuando se presentan las molestias.

O sea que además de pensar en los demás, consigo no dar vueltas a mi enfermedad cuando arrecian los dolores.

Veo que la forma de ayudar a otras personas lo consigo, no pensando continuamente en mis cosas, sino poniéndome en su lugar, escuchándolas y acogiéndolas. ¡La intriga está resuelta!

sábado, 17 de septiembre de 2016

¡La estrategia ha vuelto a funcionar!


Recientemente mi madre se ha ido de su casa. Lo que podía parecer una temeridad, coincide con el actuar que he tenido todos estos años de enfermedad.

Yo personalmente hace 5 años supe que quería irse a vivir a una residencia.

Cuando me preguntó mi opinión, enseguida le dije que me parecía muy bien, especialmente cuando en ese sitio sólo te aceptan si médicamente eres una persona válida.

Después de unos años de espera le dan el 'OK' y sin pensárselo dos veces tenía todo preparado para cambiar de casa.

No sé cuál hubiera sido el mejor momento para tomar una decisión de estas características, pero sí sé cuál hubiera sido el peor: cuando por el paso del tiempo necesitara de otra persona para su día a día.

Es indudable que el “invitado imprevisto” se presenta tarde o temprano en nuestras vidas, pero conviene coger el toro por los cuernos y adelantarse a una situación que puede parecer insostenible.

Cuando en el año 2010 se publicó la primera edición de El invitado imprevisto, supe que este compañero tan desagradable como es la enfermedad, podría ser de mucha ayuda para otras personas.

Realmente en la carrera me prepararon para resolver cualquier incidencia a pie de obra, pero algo tan habitual como el sentido de una pequeña molestia, o una enfermedad de mayor envergadura, lo he tenido que aprender por mi cuenta.

He podido comprobar en estos 26 años de enfermedad, que adelantarme siempre a la evolución de mi dolencia, me ha sido de mucha ayuda y que realmente la frecuencia de sacramentos es lo que me ha alentado en todo momento.

Aconsejo a mis amigos y conocidos que hagan lo mismo cuando el "invitado imprevisto" llame a sus puertas.

He querido titular este artículo “la estrategia ha vuelto a funcionar” porque realmente se trata de algo muy sencillo que evita muchas veces situaciones muy incómodas en nuestras vidas.