sábado, 16 de diciembre de 2017

¡Navidad, Navidad, dulce Navidad!


Un año más nos acercamos a estas fechas tan entrañables.

Me consta que en la mayoría de casos nos acordamos del nacimiento del Niño Jesús, pero a veces nos olvidamos de la importancia que tiene.

Desde luego los regalos y las comidas tendrán su rango, pero ya se ve que no es este el motivo principal de la Navidad.

Os propongo que por un momento hagamos un esfuerzo de imaginación, aunque esto no va a ser fácil, fijaos qué cosa más curiosa: un Dios que nace en una cueva y muere en una cruz.

Claramente detrás de esto se esconde algo grande… A nosotros sólo nos falta descubrir de qué se trata.

Este esfuerzo de imaginación me temo que pasa por los sacramentos, como la Santa Misa…

A las personas que me preguntan por este aspecto, sólo me atrevo a decirles que en todos estos años de enfermedad, nunca me he separado de algo así y, qué quieres que te diga, el resultado ha sido muy bueno, estoy contento a pesar del dolor.

Os invito a que todos juntos contemplemos a ese Niño que nació en el portal de Belén y que espera nuestra visita.

Os deseo a todos unas felices y santas Navidades.

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