
Myriam, 19 años, tiene una parálisis cerebral atetósica globla y para acceder al ordenador utiliza una botonoera de pie; así, para comunicarse usa un programa de habla artificial que además le permite accionar electrodomésticos y aparatos electrónicos y diversas tareas cotidianas.
Gracias a que han puesto su corazón y su cabeza, ella puede expresarse con sus pies. ¿No os conmueve la sonrisa de la chica cada vez que le dan lo que pide? Estos casos me hacen pensar que la dignidad o no de una vida no depende de la vida misma -la vida siempre es digna-, sino que la clave está en el amor: dando amor y recibiendo amor, uno quiere vivir, porque es feliz.
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