El "invitado" se llama esclerosis. Es imprevisto, porque no te lo esperas. Un buen día, está y ya no se va. Como si le gustara el lugar... o quisiera fastidiarte. Pero, ¿es posible ser feliz en esa situación? He aquí la experiencia de alguien que dice que sí. Es posible ser feliz en el dolor.
lunes, 6 de junio de 2016
Más allá de la gran muralla
El sábado 21 de mayo vino a mi casa Diego A. acompañado de un amigo chino,
me dio una gran alegría.
Lo primero que me vino a la cabeza es el vídeo del Papa Francisco que habla de sus deseos de poder visitar China y que ya vimos en una entrada anterior.
Resulta que cada vez son más frecuentes los “pactos chinos” que firmo con las familias que vienen por casa, precisamente para rezar por esta intención.
El primer ejemplar del libro en chino se lo envié al Papa Francisco comentándole que pediría oraciones por su viaje.
Soy consciente que los cristianos en China están siendo perseguidos, pero ha podido más el deseo de que muchas personas descubran el sentido cristiano del dolor, que realmente puede ser de gran ayuda para todas las personas que en algún momento deban convivir con este “invitado” tan inoportuno.
Algo así es innato a la condición humana, por lo que debemos encontrar un sentido a una circunstancia de estas características.
He querido titular este artículo como “Más allá de la gran muralla” porque realmente el sentido del dolor trasciende totalmente a todo tipo de ideologías.
Pienso que lo único que debemos hacer nosotros es descubrir porqué un Dios ha querido nacer en un portal de Belén, haber sido flagelado y morir en una cruz.
El interrogante está servido, al margen de todo lo que pueda pensar el hombre. Ánimo a todo el mundo a que descubra la respuesta.
Y, ya que estamos, lo repito un avez más: ¡súmate al reto del millón! ;-)
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