Gracias a Dios, seguimos sumando “pactos chinos”. Dije que os iría avisando, y aquí me tenéis: ¡ya hemos alcanzado los 100! Por favor: ¡sigamos creciendo! :)
Por mi parte, lo voy ofreciendo a las personas que vienen a verme. Les suelo decir que a Jesús le era especialmente grata la oración de los niños y los enfermos. Por este motivo, cada vez con más frecuencia, estoy quedando en mi casa con familias al completo y les explico a los niños que su oración y la mía, como enfermo, era especialmente grata a Jesús.
Como habitualmente se quedan estupefactos, les aclaro:
yo tengo esclerosis múltiple desde hace 25 años y vosotros sois niños, aunque me parecéis muy mayores, por lo tanto os propongo unir nuestras fuerzas y vamos a pedirle a Jesús que nos conceda este regalo que le pedimos.Sin pensarlo dos veces les animo a que abran mi armario de chuches y les explico, con cara de asombro por su parte, que los pactos chinos son con chuches. Por ello, todos estamos dispuestos a ofrecer a Jesús aquello que tanto nos cuesta por este nuevo reto.
No sé si será el efecto de las chuches u otros motivos, pero la realidad es que me sorprende el empeño que ponen en este cometido.
Hay momentos en los que pienso que todo esto es una pequeña locura, entonces me fijo en la imagen de la Virgen de la Virgen China que tengo en mi sala de estar y el sextante que me regalaron en la empresa y pienso que un día no tendré esclerosis, ni tan siquiera será necesario inventarme este tipo de triquiñuelas para estar más cerca de Jesús, ya que estaré con Él (con su gracia).
El sextante me recuerda que antiguamente se utilizaba por las embarcaciones para retomar el rumbo; y qué rumbo más acertado que el que me lleva al cielo, así que ahora debo tomarme más en serio todo lo que hago.
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