La Sagrada Família de Gaudí, en Barcelona |
Ahora que nos acercamos a las Fiestas de Navidad he querido fijarme precisamente en algo así.
Desde luego coincido en la afirmación anterior, pero me parecería igualmente absurdo intentar huir de la muerte, como de la enfermedad.
Llegados a este punto la mejor felicitación de Navidad que podría hacer a todo el mundo, especialmente a aquellas personas con alguna discapacidad, es aprovechar estas Navidades para profundizar en el sentido del sufrimiento humano.
Personalmente esto me ayuda a diario a descubrir a Dios en mi vida.
Por supuesto que me uno a los deseos de paz, felicidad…que suelen acompañar estas fiestas, pero mis padres me enseñaron de pequeño que en la Navidad celebramos el nacimiento del Niño Dios.
No me veo capaz de convencer a una persona, por las simples fuerzas humanas, de la existencia del cielo -una Vida después de la muerte-; pero sí he podido comprobar que el hecho de haber conocido a Dios, ha sido una ayuda inestimable para sobrellevar mi esclerosis múltiple.
Hay momentos en los que pienso que todo lo que me está pasando es una locura, ¡una pesadilla, añadiría yo!, pero me doy cuenta que en los años de vida que quiera darme Dios, puedo ganarme toda una eternidad, a pesar de mi silla de ruedas, mi esclerosis, mis noches interminables de insomnio…
En mi lucha diaria me ayuda saber que puedo contar con la esperanza de este cielo. Además soy consciente que puedo contribuir, tal y como decía mi abuela, a que muchas otras personas también se lo ganen.
Os deseo una feliz Navidad y un año Nuevo en el que todos puedan descubrir el tesoro tan grande del sentido del sufrimiento humano, tal y como me ha ocurrido a mí.
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