Poco después de las siete de la tarde de este miércoles 13 de marzo, llegó la fumata blanca en el Vaticano, indicándonos que ya teníamos nuevo Papa.
Nos sorprendió a todos el hecho que fuera el primer Papa de un país latinoamericano: el argentino Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco.
Esta mañana mi amigo Carlos me ha preguntado: ¿has visto lo del Papa?, ¿qué te ha parecido?, a lo que le he respondido: toda una sorpresa y a la vez una gran alegría. Te digo esto como creyente y como afectado de esclerosis múltiple.
Ante una enfermedad como esta me he podido dar cuenta una vez más, especialmente ahora que la enfermedad arrecia, que es imprescindible encontrar el sentido de todo lo que me pasa.
El hecho que ahora volvamos a tener Papa, después de unos días de sede vacante, me alienta y me da la seguridad de contar con una persona, que me ayudará a que el tesoro de la fe que he recibido de mis padres nunca se pierda.
Para mí es como si un barco hubiera navegado durante unos días a la deriva sin capitán, pero con tripulación.
Pude ver que el Papa Francisco, nada más ser Papa, nos hizo una petición que me tranquilizó y me ha servido de ejemplo:
la necesidad de rezar unos por otros y por el mundo entero, para que sea una gran fraternidad”
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