martes, 9 de abril de 2013

Porque haces que cada día sea mejor persona...


Un año antes del accidente de tráfico de Luis de Moya, en el que quedó tetrapléjico, yo empecé a notar los primeros síntomas de mi esclerosis múltiple.

Entonces me fui a Valladolid a realizar el servicio militar, cuando en España todavía era obligatorio. Esto lo hice recién terminado el primer curso de arquitectura técnica, con el fin de poderme subir a los andamios cuanto antes, que era mi sueño profesional.

Hoy, 9 de abril de 2013, cumplo cuarenta y cinco años, es decir, he pasado la  mitad de mi vida enfermo de esclerosis.

Todo este tiempo me ha servido para descubrir el sentido de mi enfermedad. He de reconocer que resulta más o menos airoso acompañar en el sentimiento a una persona en un funeral, pero cuando se trata de alguien al que le acaban de diagnosticar una dolencia incurable, no es tan sencillo.

Coincido con Luis que la eutanasia no es una solución. Hace poco un amigo mío, profesor de antropología en la universidad, facultad de medicina, me pidió si podía ir un día a su clase para explicar a sus alumnos mi trayectoria como enfermo.

Ese mismo día y después de explicarles brevemente cómo había podido vivir todo este tiempo sin perder el optimismo. Después de una breve introducción hubo un turno de preguntas. Entonces una alumna me hizo una pregunta que dejó helados a todos sus compañeros y que me ha recordado al artículo de Luis: ¿has pensado alguna vez en suicidarte?...

Con el fin de mantener la expectación que la pregunta había despertado, guardé unos instantes de silencio y añadí: si te refieres a esta mañana te diré que lo he hecho varias veces, ya que la noche ha sido un infierno… volví a dejar una pausa y le expliqué que en aquel momento pensé en lo que mis padres me habían dicho de pequeño:
“lo realmente importante en la vida es conseguir el cielo, ya que todo esto de aquí abajo son dos días y lo otro es para siempre”.
He descubierto que el dolor en todo este tiempo ha sido como un  despertador, que me ha recordado precisamente esto que mis padres decían.

Cuando en alguna ocasión un amigo me pregunta cuál ha sido el dolor más fuerte que he tenido desde que estoy enfermo, le respondo que sin lugar a dudas, la dependencia. Luego le aclaro que he perdido el control de mi mano izquierda y que la derecha sigue el mismo camino, por lo que cada vez necesito más ayuda de otras personas.

Luis de Moya, cuando en su artículo habla sobre sus años como enfermo, me ha recordado la película Mejor... imposible, en la que Jack Nicholson le dice a Helen Hunt:
“haces que cada día quiera ser mejor persona, eres la única persona que sabes sacar de mí lo mejor que llevo dentro”.
En este sentido haber conocido a Dios es el móvil capaz de conseguir el objetivo.

2 comentarios:

  1. ¡Gracias por éste blog! realmente "Porque haces que cada día sea mejor persona..."

    Me lo llevo a mi blog, con su permiso,es la primera entrada que hago...

    Nos encontramos ahí en la Eucaristía
    Cristina

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