lunes, 22 de abril de 2013

Un «sí», para siempre



Todos sufrimos alguna vez el acoso de una compañía de teléfono. Recibimos llamadas a horas intempestivas desde el otro lado del atlántico. Y pensamos: ¡Qué pesados!, ¡Otra vez lo mismo!, ¡Ya os dije que no me interesaba!

Recientemente algunas compañías nos han sorprendido con un tipo de anuncio que intenta captar la atención. Algunos reflejan valores propios de una pareja o ensalzan la maternidad.

¡Ya sé que lo que quieren es vender!, pero agradezco que por lo menos destaquen aspectos positivos de la persona.

De todos modos, me gustaría sugerirles una idea. Podrían reflejar el cariño de una madre por su hijo enfermo. O cómo una persona con discapacidad es capaz de sacar de la gente de su entorno lo mejor que llevan dentro. Las personas con discapacidad tienen algunas cualidades mucho más desarrolladas que la media.

Y es que la discapacidad no es más ni menos que un adjetivo de la persona. Igual que en uno de los vídeos aparece la abultada barriga del marido.

Ya hablé, hace poco de Mejor… imposible, y de aquello que dice Jack Nicholson a la protagonista... Esto me ayuda a reflexionar sobre cómo las personas con alguna discapacidad ayudan a otras a ser mejor personas. Señores del anuncio: Tomen nota.

Aparentemente la discapacidad puede parecer una cosa poco comercial, pero es indudable que todo el mundo se encuentra en un momento u otro con el dolor, en alguna de sus manifestaciones.

Estos vídeos piden fidelidad a los clientes hacia la marca para que no se vayan a la competencia. Este “sí, para siempre” alcanza su valor máximo cuando hablamos de un niño con discapacidad.

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