Con motivo de su nombramiento como “Músico del año” de América Musical, dirige unas palabras al público y reflexiona delante de él:
“un fantástico violinista ejecuta el violín, produce el sonido, el compositor escribe la música, un maravilloso pianista ejecuta el teclado…entonces estaba pensando: ¿qué es lo que hago yo realmente? Con lo cual, comencé a sentirme deprimido porque malgasté toda mi vida dirigiendo con las manos, pero me vino a la mente una frase de mi profesor y maestro Antonino Votto: ‘¿por qué te preocupas si no tienes que tocar?, simplemente haz un movimiento con las manos que algo sucederá’”.Y acaba diciendo:
“Yo creo que estoy en la mitad del camino, porque detrás de las notas habita el infinito –que significa Dios– y nosotros somos demasiado pequeños frente a Él”.Recientemente ha sido la elección del Papa Francisco y me gusta comparar su misión en la Iglesia, con la de un director de orquesta.
Riccardo Muti explica en qué consiste el arte de dirigir, acabando con la idea de que Dios es quien al final dirige de verdad.
Personalmente y cuando la enfermedad arrecia, me ayuda saber que cuento en todo momento con un magnífico “Director de orquesta”: Dios.
Os dejo el vídeo del discurso, que vale mucho la pena:
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