El "invitado" se llama esclerosis. Es imprevisto, porque no te lo esperas. Un buen día, está y ya no se va. Como si le gustara el lugar... o quisiera fastidiarte. Pero, ¿es posible ser feliz en esa situación? He aquí la experiencia de alguien que dice que sí. Es posible ser feliz en el dolor.
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